ENGLISH

domingo, 18 de mayo de 2014

Learning to fly (with my small kite)

     Look at the ancient history, reza un simple cartel en el valle de los reyes, Egipto. 
     Miraba ayer en trance gouaches de Chagall, confuso, sintiendo circular la belleza de esos colores confundidos en mi mente, despertando en ella sabores, escenas. Encontré una madre amamantando a su hijo y sentí muchas cosas, todas buenas: añoranza del niño que fui, admiración y mucho cariño a una madre que tuerce más y más el sarmiento de su cuerpo para dar una última sustancia, y puede ser una primera a la vez.


     Me mata la mirada de mi madre, la otra tarde, cuando detiene su mundo y alarga la taza de café que me ha preparado y me dice: toma hijo. Es como si cosiera una herida.

     Tengo un amigo que es un elfo del bosque, apartado, solitario a veces. Cuando me perdí en las sombras cogió mi mano y me miró. Esa mirada no ha cesado, y entretando, hemos salido y vuelto a entrar de las sombras sin miedo ni desolación. La cálida mirada de un amigo.

     Siento las miradas, como todos, y parece haber en ellas una fuerza indestructible. Después del daño, del dolor, después de la crueldad y la vida, la mirada se alza tarde o temprano reclamando vida, pidiendo guerra, queriendo apurar un poco de amor.

     De entre mil miradas, al final del día, no hay mirada más ávida, no hay mirada más limpia, no hay ojos más capaces para atrapar y fundirse con lo que atrapan, que la mirada de un niño. La mirada de mi alma, por ejemplo, es tan fuerte que le lleva a perder el sentido de la realidad, se fusiona con el objeto mirado, se anula su existencia, todo es uno. De alguna forma su mirada le alimenta. Lo veo mirar y entiendo, asumo, no hay nada que pueda enseñarle, nada va a competir con eso, me supera. Un niño es full-equipe, cualquier intento de mejora sólo puede empeorar las cosas, pienso. No estoy convencido de nada de lo que digo, pero esta intuición crece, estallá dentro de mí.



     Busco algo positivo para este mañana de domingo, mirando a mi hijo mirar, queriendo cerrar este escrito deslavazado. Siempre he creído necesitar unos ojos nuevos para mirar el mundo, esta existencia. Lo miro a él y comprendo y sonrío. Siempre he creído necesitar una mirada nueva y fresca, ahora veo que ya la tengo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario